Comienzo de la Psicología experimental

Gracias al enorme desarrollo de las ciencias naturales en la primera mitad del s. XIX y la aparición del método científico-experimental, delimitándose del método científico-filosófico, se va delimitando también el campo de lo psicológico o psíquico, como un conjunto de fenómenos peculiares, observables y estudiables empírica y experimentalmente, atendiendo sobre todo a los datos de la conciencia. Quedan así los problemas generales y el estudio de los seres sujetos de esos fenómenos en el campo más propio de la Psicología filosófica o Metafísica de los vivientes; aunque muchos no se dan cuenta de ello, y erróneamente abandonan o, mejor, 

pretenden abandonar la Filosofía. Pero como es imposible que el hombre abandone el conocimiento intelectual y filosófico, aparecen multitud de pseudo filosofías o pseudo metafísicas como muestra la historia del racionalismo, que interpretan muchas veces equívocamente los datos experimentales.

Con W. Wundt, creador en 1879 del primer laboratorio de Psicología experimental en la Universidad de Leipzig, la Psicología comienza a estudiarse realmente con el método científico-experimental. Los comienzos de esta Psicología tienen su base más próxima en la Psicofisiología; efectivamente, todos estos primeros psicólogos experimentales son antes que nada fisiólogos. En sus estudios sobre la sensación y percepción, Wundt basa su análisis científico en tres principios experimentales: el principio de artificiosidad, que consiste en el poder de provocar la aparición del proceso que se trata de estudiar mediante circunstancias establecidas con anterioridad; el principio de verificabilidad de condiciones; y el principio de repetibilidad por el que cada resultado obtenido debe someterse a una revisión repitiendo las investigaciones y las condiciones en que se realizó el primer experimento. Así se introduce en líneas generales el método experimental. Pero Wundt interpreta lo psíquico y lo físico simplemente como dos maneras diferentes de referirse a una misma realidad; así, pues, todo fenómeno pertenece tanto a la Psicología como a la Física, y no distingue los fenómenos que, aun teniendo repercusión física, son, sin embargo, algo más.

Para Wundt el fenómeno psíquico, lo anímico, tiene carácter de proceso; es decir, los contenidos de conciencia nunca son objetos constantes, sino fenómenos fugaces, que continuamente se suceden unos a otros. Por tanto, y esto es lo importante, es imposible una observación exacta no fundada en la experiencia; es, en consecuencia, absolutamente necesario un método experimental. Lo importante no es conocer lo que el fenómeno sea en sí, sino «prever» el comportamiento de los fenómenos; verificar hechos y comprobar leyes. Todos los contenidos de conciencia están compuestos de unidades elementales: sensaciones y percepciones. Con esta restricción del campo de la conciencia (quedan excluidos otros diversos datos y elementos), Wundt basará su psicología en un estudio casi exclusivo sobre la sensación y la percepción y los problemas más directamente suscitados por estos «elementos de conciencia».

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